Respuestas desde lejos (a las preguntas formuladas por un colectivo editorial alemán)

¿Cómo ves el papel que tiene España en lo económico y social? ¿Cuáles son las etapas de la revolución en España?

Yo entiendo que la primera de esas dos preguntas se refiere al grado de desarrollo económico y social alcanzado por España… Pues bien, éste se puede calificar de capitalismo plenamente desarrollado o en plena decadencia y en el que, por consiguiente, aparece una marcada polarización de clases entre la burguesía y el proletariado. En un país de estas características -y voy con la segunda pregunta- la revolución pendiente sólo puede ser socialista.

Ahora bien, nosotros consideramos que para establecer una táctica acertada de la revolución que nos «aproxime” a la toma del poder político, no basta con tener en cuenta el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas (lo que proporciona la base material para el triunfo); es preciso también tener en cuenta otros importantes factores como, por ejemplo, el proceso que ha seguido el desarrollo o implantación del capitalismo y el régimen político resultante. Y es esto lo que hace que el problema de las “etapas” de la revolución en España resulte más complejo de lo que puede parecer a simple vista.

Pero para resumir (una explicación más completa aparece en nuestro programa) puedo decir que, en nuestra concepción, no es posible llevar a cabo la revolución socialista en ningún país sin una previa acumulación de fuerzas y sin un período (o «etapa”) más o menos prolongado de educación política democrática de las masas.

¿Qué papel tiene la dependencia de España de EEUU y de Alemania?

Nosotros consideramos que el Estado español, conforme a su mediana entidad económica, financiera y militar, dispone de una relativa independencia; lo que le ha permitido hasta ahora defender con algún éxito los intereses de la oligarquía financiera dominante.

No obstante, con el cambio de la situación internacional que ha traído consigo la «caída del muro” y demás, el Estado español se ha visto obligado a tener que decantarse de parte de uno de los dos grandes bloques imperialistas que se están perfilando en el horizonte. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención de este asunto, es que no se ha puesto de la parte que muchos esperaban y que, desde luego, parecía más lógica (del lado de Alemania) sino que se ha alineado con los EEUU; es decir, con los principales rivales de Alemania y del «bloque” europeo.

Y es que la oligarquía española no está realmente interesada en que siga adelante el proyecto euroimperialista hegemonizado por Alemania. Y eso por la sencilla razón de que con él -debido sobre todo a las grandes presiones y amenazas de los EEUU- tiene mucho que perder.

En realidad, el capitalismo español teme más por sus inversiones en Latinoamérica y por sus viejos planes de recolonización de aquellos países -dependientes de la voluntad de los EEUU- que los conflictos con sus «socios” de la UE. También domina entre los gobernantes de Madrid el temor por los resultados disgregadores de la «unidad de la patria” que, con casi seguridad, va a traer el federalismo que preconiza Alemania para la conformación política del bloque hegemonizado por ella, y en el que el Estado español corre el riesgo de quedar reducido a la mínima expresión.

No es casual que el gobierno de Aznar haya situado el «terrorismo” en el centro de su actuación política «pro” europea, y que desde esta posición esté exportando su legislación especial, sus métodos y formas de dominación abiertamente fascistas a todo el continente. Claro que para ello se ha asegurado la alianza con Inglaterra y los fascistas italianos (cuyos intereses son más o menos coincidentes frente al «eje” franco-alemán) así como el respaldo «logístico” de los EEUU. Lo que lleva aparejado, lógicamente, el sometimiento de España a la estrategia agresiva y de dominación mundial de la «hiperpotencia”.

¿Cómo hacer frente a la fascistización acelerada que está teniendo lugar actualmente en todos los países?

Bueno, yo pienso que este fenómeno es un claro síntoma de la crisis general y la descomposición del sistema capitalista. Por tanto, no queda más salida que promover y organizar en todas partes la revolución socialista.

A tal fin hay que oponer resistencia de todas las maneras posibles -y aún «imposibles”- a los planes de las oligarquías financieras destinados a «superar la crisis” a costa de las masas y por medio de una nueva guerra imperialista de rapiña. Y claro está que la principal preocupación de todos los comunistas marxistas- leninistas y de los obreros con conciencia de clase no puede ser otra en estos momentos más que la de unir sus fuerzas y reconstruir el Partido allí donde no exista.

En estos dos terrenos, es decir, en el de la lucha de resistencia antifascista y en el de la reconstrucción del Partido -que en España fue destruido por la camarilla revisionista de Carrillo- nosotros hemos avanzado un buen trecho, aunque aún nos queda mucho por hacer y por aprender.

¿Cuáles son vuestras críticas más importantes al PCE bajo la dirección de José Díaz?

Nosotros consideramos que la política de Frente Popular Antifascista impulsada por el Partido bajo la dirección de José Díaz y la Internacional Comunista, fue una política justa y que al Partido no le faltó durante aquel período (1936-1939) la firmeza necesaria y el arrojo para llevarla a la práctica. Esto es lo más importante y lo que debemos destacar. No obstante, también han de ser tenidos muy en cuenta los errores graves que cometió el Partido, a fin de extraer enseñanzas de ellos y poder evitarlos en el presente y el futuro.

Dichos errores, bajo nuestro punto de vista, fueron de dos tipos: políticos y militares… (Naturalmente que siempre hay un «fondo” ideológico en todo error político importante). En el plano político, es sabido por la autocrítica que realizó la dirección del Partido tras «finalizar” la guerra, que se debilitó la vigilancia revolucionaria dentro del Frente Popular, con lo que se facilitó la labor de los capitulacionistas líderes socialdemócratas y anarquistas que conspiraban contra el Partido Comunista. Hasta el extremo de que estos elementos pudieron organizar y finalmente llevar a cabo el golpe de Estado «casadista” -que supuso una verdadera puñalada asestada por la espalda a la República y la entrega de decenas de miles de combatientes comunistas a las tropas de Franco- sin que la dirección del Partido alertara a las masas.

En el plano militar, se puede decir que el Partido no mantuvo su independencia, lo que le impidió crear la guerrilla y aplicar una estrategia de Guerra Popular Prolongada que hubiera proporcionado, con toda seguridad, al pueblo la victoria tras la II Guerra Mundial o incluso antes de que ésta finalizara.

¿Cuáles son las etapas decisivas de la degeneración revisionista del PCE?

Se dieron numerosos «momentos” importantes en ese proceso… Porque fue todo un proceso que tuvo su comienzo en el período de la guerra de resistencia contra el fascismo, en el que, como he señalado, se cometieron graves errores.

Santiago Carrillo y su banda, al principio, no hicieron más que servirse de esos mismos errores para escalar puestos en el Partido y, una vez que se hicieron fuertes en la dirección, convirtieron dichos errores en el fundamento de la línea política del Partido hasta llevarlo a la liquidación. Todo este proceso fue favorecido, en gran medida, por la dispersión de la dirección así como por las detenciones y asesinatos de numerosos cuadros verdaderamente comunistas, en la que tomaron parte muy activa los mismos carrillistas, lo que facilitó extraordinariamente sus intrigas y manejos.

Pero el momento más decisivo de todo este proceso de degeneración y destrucción en todos los órdenes de las ideas, las actividades políticas y el funcionamiento del PCE fue, sin duda, la celebración en 1956 del XX Congreso del PCUS, por cuanto que proporcionó un importantísimo respaldo a Carrillo y sus incondicionales de entonces. De esta manera pudieron proclamar su política de “Reconciliación Nacional” y culminar su obra destructiva.

¿Qué posición tienes frente a la concepción de la Unión Soviética socialimperialista bajo la dirección de Brezhnev (con la invasión de tropas socialimperialistas en Checoslovaquia y más tarde en Afganistán)?

Nuestro Partido, el PCE(r), mantuvo durante mucho tiempo esa misma concepción sobre “el socialimperialismo soviético” (de manera que no nos es completamente desconocida), pero luego adoptamos una posición más matizada. En este cambio influyó mucho el hecho de que los revisionistas chinos, que usurparon el poder tras la muerte de Mao, propusieran la formación de un “frente unido de lucha contra el socialimperialismo soviético” que incluyera incluso a los EEUU.

Para nosotros seguía estando claro que bajo la dirección de Brezhnev, la URSS continuaba la política de restauración del capitalismo y de traición al internacionalismo proletario iniciada por Kruchev. Pero esta política no podía ser calificada como “socialimperialista”.

Hay que tener en cuenta que el imperialismo, como demostró Lenin, no es una “política” (la más “deseable”, en un momento dado, por determinados círculos o partidos); ni siquiera la intervención militar en uno o varios países extranjeros puede ser calificada como tal “política” imperialista si no se dan las condiciones económicas, sociales o históricas para ello. Pues el imperialismo, en el sentido moderno, contemporáneo, es una noción o categoría histórica que designa a una etapa especial, particular (la última) del desarrollo del capitalismo: la etapa monopolista y financiera. De modo que sin esa estructura (o “superestructura”) no se puede hablarse seriamente de imperialismo y menos aún de “socialimperialismo”.

Por lo demás, el socialimperialismo sí que se puede considerar como una política: la política de los jefes

socialdemócratas y revisionistas de los países capitalistas, que hablan a los obreros de socialismo mientras que, en la práctica, apoyan al estado de sus burguesías monopolistas y financieras en el saqueo de otros países y en la guerra imperialista.

En cuanto a la «invasión de tropas socialimperialistas en Checoslovaquia” a que se refiere la pregunta, yo pienso que sólo se puede explicar correctamente si se tiene en cuenta el resultado de la II Guerra Mundial, que, como es sabido, dividió el mundo en dos grandes bloques económicos, políticos y militares diferentes y enfrentados entre sí… Es lo que se dio en llamar «la Guerra Fría”, de tal manera que sucesos como ése se produjeron antes en otros países.

Lo de Afganistán, bajo mi punto de vista, tuvo otro carácter, ya que en ese país se produjo una revolución democrático-popular contra la que -como la experiencia ha demostrado- se lanzaron como lobos hambrientos todos los reaccionarios y los imperialistas del mundo. ¿Por qué no reconocer que, en esas condiciones, la intervención «soviética” en Afganistán tuvo un aspecto positivo de forma parecida a lo sucedido en Angola, Cuba y Vietnam?

¿Cómo ves el desarrollo de la política de ETA?

Yo no veo, simplemente, ningún «desarrollo de la política de ETA”. Esta organización armada nacionalista de tipo revolucionario hace actualmente lo mismo que ha hecho siempre y con idéntica perspectiva política. En este sentido puede ser calificada como una organización «inmovilista”.

No hay que sorprenderse por ello, ya que el Estado imperialista español no es menos, sino mucho más inmovilista que ETA. Hasta se puede asegurar que los fachas españoles han vuelto atrás, a sus orígenes. Y eso no sólo en lo que respecta a su política centralista y opresora de los derechos de las nacionalidades, sino también en todos los demás terrenos de la vida económica, social, política y cultural… Verdaderamente, «la segunda transición” que anunciara el caudillín Aznar en su programa electorero, ha resultado ser una contrarreforma en toda la línea del frente.

No hace falta decir que esta ofensiva fascista (que ha sido facilitada y en la que colaboran todos los socialfascistas del PSOE) no podrá ser detenida ni contrarrestada con meras palabras o con un nacionalismo estrecho que recele y vuelva la espalda a la clase obrera; y menos aún, como es lógico, persiguiendo una alianza, hoy día imposible, con la llamada «burguesía nacional”…, con esa misma burguesía que explota a más no poder a los trabajadores y participa directamente en la represión del movimiento popular.

Ésta es la causa de ese «inmovilismo” al que me he referido en la política de ETA y del conjunto del MLNV, por no hablar de sus retrocesos electorales, etc. Lo que pone de manifiesto que, en realidad, ellos no están por la independencia y el «socialismo”, como pregonan en sus panfletos sino por una «autodeterminación” condicionada por el capitalismo; aunque, eso sí, algo modificada, más «radical” o escorada hacia la «izquierda”, pero en esencia la misma que persigue el Partido Nacionalista Vasco (PNV); es decir, una autodeterminación que impide, de hecho, acceder a la verdadera independencia. Y es que ésta, actualmente, sólo puede hacerse realidad con el socialismo.

No obstante, nosotros siempre hemos apoyado y seguiremos apoyando al pueblo vasco y a los demás pueblos oprimidos por el estado español en su lucha por la autodeterminación, y respetaremos la decisión que tomen. Claro que esto no quiere decir que apoyamos a las burguesías de esas naciones en su pretensión de perpetuar la explotación de «sus” obreros, con cuya vanguardia mantenemos, y procuraremos seguir manteniendo en el futuro, justas y combativas relaciones intemacionalistas.

¿Cómo valoras el movimiento de las masas de los obreros, campesinos y estudiantes en España?

A mí me parece que no se puede hablar de un solo o mismo movimiento. Porque si bien es cierto que hay numerosos problemas y reivindicaciones comunes y todos -obreros, campesinos y estudiantes- se enfrentan a un mismo enemigo -que es la gran burguesía monopolista y a su Estado fascista- no lo hacen por los mismos intereses y objetivos de clase. Esto habrá que tenerlo siempre muy en cuenta, pero especialmente en momentos como los presentes, en que existe una gran confusión y aparecen por todas partes abundantes pescadores de ríos revueltos.

La realidad es que debido a esa confusión, a la división y al “sectorialismo”, el Gobierno del PP, la patronal y la banca (¡no perdamos de vista a la iglesia católica!) están llevando a cabo el arrasamiento de lo que queda de las conquistas sociales, económicas y políticas arrancadas por el movimiento obrero y popular en decenas de años de lucha. Esto se debe también -y en no poca medida- al hecho de que la clase obrera tampoco actúa unida y por claros objetivos de clase. Y eso pese a los enormes esfuerzos que viene haciendo nuestro Partido en ese sentido. Aunque también es cierto que la situación tiende a cambiar.

Ahora mismo se está produciendo un incremento notable del movimiento espontáneo de las grandes masas, así como una mayor radicalización en las luchas de numerosos sectores de trabajadores. La crisis económica, financiera y social que sacude hoy desde los cimientos al conjunto del sistema capitalista, está obrando a favor de una reactivación del movimiento obrero y popular en todos los países y en la elevación de la conciencia política. Pero esto se está produciendo en muchos casos bajo una orientación reformista y demagógica, cuando no abiertamente reaccionaria.

¿Cuáles son las etapas de desarrollo del PCE (r) y cuáles son sus documentos más importantes?

Hubo una primera etapa de siete años de duración que generalmente no cuenta y que, sin embargo, fue decisiva por cuanto que, se puede decir, en ella se crearon las condiciones y se echaron las bases ideológicas, políticas y orgánicas para la reconstrucción del Partido. Me estoy refiriendo al período de la Organización Marxista Leninista de España (OMLE).Después de esta primera etapa, que culminó en el Congreso Reconstitutivo del Partido celebrado en junio de 1975 (antes había tenido lugar una Conferencia) entramos en otro período particularmente intenso de actividad política, a través de la cual se puso a prueba el Partido nada más nacer. Esta segunda etapa, en la que el PCE (r) jugó por primera vez un papel de verdadera vanguardia al denunciar prácticamente en solitario la maniobra política reformista del régimen, concluyó con la detención del Comité Central del Partido, en octubre de 1977, cuando estábamos celebrando una reunión plenaria.

Después del encarcelamiento de la dirección se abrió una larga etapa, que nosotros llamamos de la «travesía del desierto”, en la que tuvimos que enfrentar la represión más feroz, mientras los demás partidos y grupos «comunistas” se disolvían o eran asimilados por el régimen de la «reforma”.

Y, en fin, ahora, y desde hace algún tiempo, nos encontramos en una nueva cuarta etapa, cuyo comienzo se puede situar en el IV Congreso del Partido celebrado en septiembre de 1998. Esta nueva etapa podemos calificarla como de consolidación orgánica del Partido, así como de reafirmación en su Línea Política de Resistencia Antifascista.

En cuanto a los documentos más importantes del PCE (r), destacan además de su Programa y Estatutos, los siguientes artículos, folletos y recopilaciones (de éstas tan sólo pongo el título general):

  • Sobre la estrategia de la lucha armada revolucionaria.
  • Partido y movimiento.
  • En defensa del comunismo.
  • Aproximación a la historia del Partido Comunista de España.
  • Sobre los cambios en la composición de la fuerza de trabajo.
  • La mujer en el camino de su emancipación.
  • La clase obrera ante la cuestión nacional.
  • Una crisis de Estado.
  • La superconfusión absoluta (Sobre la crisis y el derrumbamiento del capitalismo).
  • La desmundialización.
  • Línea de masas y teoría marxista del conocimiento.
  • ¿Es el maoísmo el marxismo-leninismo de nuestra época?
  • Lo universal y lo particular.
  • El problema de la identidad.
  • La guerra imperialista.
  • Sobre la línea del movimiento comunista internacional.
  • Resoluciones presentadas al Congreso Mundial para la Amistad y Solidaridad con el Pueblo Soviético.

¿Puedes describir la represión contra el PCE (r) en Francia y en España, en particular el proceso contra los “siete de París”?

La represión política y más concretamente, la que ejerce el Estado capitalista contra los comunistas, se ha convertido en España en algo «típico”, legal y, por supuesto, muy «democrático”. Hay que tener en cuenta que la permanencia del franquismo (del terrorismo fascista abierto) durante más de cuarenta años, y el proceso que ha seguido la llamada «transición a la democracia” del mismo régimen bajo las leyes y tribunales de excepción, intentonas golpistas y guerras sucias, han marcado profundamente a la sociedad española. Por otra parte, hay que tener en cuenta también que la política de «reconciliación nacional” que preconizaron los canallas carrillistas no tenía otro fin, en realidad -aparte de procurarse un lugarcito al sol del régimen-, que liquidar toda resistencia, a la vez que ofrecían a la oligarquía la coartada que estaba buscando para proseguir la represión del movimiento democrático y revolucionario, en nombre de la democracia.

Por todos estos motivos no es nada sorprendente el hecho de que el PCE (r) -al igual que otras organizaciones- haya sido siempre perseguido y reprimido de una manera feroz.

No voy a hacer aquí un recuento de las «bajas” que nos ha causado el enemigo, ni de las torturas padecidas, ni de las interminables condenas en las celdas de aislamiento. Tampoco me detendré en comentar las campañas de intoxicación de la opinión pública que suelen acompañar la acción de los represores. Lo más destacable de todo esto es que, al comienzo, logran crear confusión y aterrorizan a numerosas personas. Claro que a largo plazo, si sabemos resistir y proseguimos la lucha, todo eso se vuelve contra ellos.

Pues bien, la cuestión es que ahora están tratando de extender esa misma política de terror abierto a toda Europa, donde, como es sabido, el Estado fascista español está actuando como la avanzadilla o fuerza de choque de la contrarrevolución.

Es ahí donde se debe situar nuestro procesamiento. Por lo demás, el que el Estado francés y su gobierno de la «izquierda plural” se hayan prestado a colaborar -al igual que todos los partidos socialdemócratas y socialfascistas- en esta farsa criminal, no debe extrañar tampoco lo más mínimo, ya que todos ellos están igualmente interesados en reprimir al movimiento obrero revolucionario y en crear un clima de terror favorable a sus planes euroimperialistas.

Así pues, éste es un proceso político montado contra el PCE (r), por más que lo quieran enmascarar, un proceso con el que los fascistas van a poner en práctica el llamado «espacio policial y judicial europeo”, cuyo fin no es otro que criminalizar al movimiento de resistencia.

Ni una sola de las acusaciones que hacen a nuestro Partido ha sido demostrada en los más de16 meses que dura ya la instrucción (el sumario está vacío); mas poco importa eso, ya que la sentencia contra el PCE (r) y contra el conjunto del movimiento comunista y democrático de Europa estaba ya dictada antes, incluso, de nuestra detención.

Fresnes, marzo del 2002